jueves, 14 de noviembre de 2013

SOCIALISTAS POR NATURALEZA

Después de más de ciento treinta años de historia el Partido Socialista es hoy, como ayer, un partido reconocible en la lucha por la igualdad, por la justicia social y por la libertad. Esta es la conclusión, inapelable, de la Conferencia Política que hemos celebrado este fin de semana en Madrid.

Y sin embargo la sociedad se mueve a velocidades a las que para los partidos políticos les es difícil adaptarse. Todavía más en el paso de un siglo, el XX, en el que España alcanzó las mayores cotas de bienestar que pudiésemos imaginar, a un siglo XXI, cuyo comienzo ha sido el de una crisis económica sin precedentes, seguida de una crisis territorial y una grave crisis social.

Los ciudadanos se preguntan si hemos sido capaces de dar una respuesta adecuada a los retos de una crisis de esta envergadura pero, sobre todo, se preguntan si tenemos propuestas para que la salida de la crisis sea justa socialmente y prepare al país para una nueva etapa de prosperidad económica, de reparto equitativo de la riqueza, de un avance democrático de la globalización, en definitiva, de búsqueda de una sociedad más justa, más igual, más libre y más democrática.

Las respuestas de la derecha las hemos probado como una cicuta que paraliza el cuerpo y deja secuelas de las que será difícil recuperarnos. Hoy hay más ricos, ricos de solemnidad, más ricos que en 2011 y muchos más pobres, hoy hay pobres energéticos, pobres por las repercusiones del cambio climático, pobres por las secuelas de la crisis de las hipotecas, es decir, de la crisis financiera y también más pobres de espíritu, una pobreza intelectual a la que nos arrastran quienes nos quieren imponer el dogma sobre la razón o la voluntad, en definitiva hemos avanzado en pobreza, en desigualdad, en comportamientos antidemocráticos, una consecuencia más, es cierto que buscada por quienes han propiciado la crisis sabiendo qué querían buscar. Las recetas de la derecha son bien reconocidas aunque no fueran conocidas por los ciudadanos a los que se ocultaron debidamente antes de acudir a votar.

Una reforma laboral que deja sin derechos a los trabajadores, una bajada salarial sin precedentes en la etapa moderna, una brecha sin igual entre ricos y pobres, unas reformas que son contrarreformas (copagos, aumento de impuestos, recortes en educación, sanidad o dependencia, menos becas… ) y nos conducen al siglo XIX, en definitiva, un ataque sin igual a funcionarios, trabajadores, pensionistas, mujeres, estudiantes, a cualquier capa social que no sea la de los millonarios o multimillonarios, la de las élites empresariales, las élites financieras o las élites religiosas.

Para combatir estos desmanes ha vuelto el Partido Socialista. Y lo ha hecho, en primer lugar abriendo el Partido a unas nuevas formas de participación, a formas más democráticas de elección de los dirigentes, a impedir y luchar contra la corrupción, venga de donde venga, a posibilitar que la mujer se integre en igualdad de condiciones con los hombres en las listas electorales.

También lo hemos hecho en la búsqueda de la no discriminación, en la búsqueda de la equidad en el campo de la fiscalidad, para que paguen los que pagan poco o nunca han pagado y no paguen los que peor lo pasan en la crisis, en el reto de encontrar la igualdad de salarios entre hombres y mujeres, en la reducción de la brecha salarial entre los trabajadores y los altos directivos.

Lo hemos hecho en la búsqueda de valores más democráticos y de mayor tolerancia, en la búsqueda de la laicidad del Estado que supone la igualdad entre religiones y la separación del Estado y la Iglesia, en la encomienda de encontrar un acomodo para la asignatura de “Religión” fuera de los horarios lectivos, en la expectativa razonable de la autofinanciación de la Iglesia. Y lo hemos hecho en la lucha contra el cambio climático para que los jóvenes y de hoy y de mañana respiren igual que lo hacemos nosotros. Y lo vamos a hacer modificando la Constitución para que los derechos que hacen menos pobres a los pobres, o mejor, que igualan a los que menos tienen con los que más tienen que son la sanidad pública, la educación pública y los derechos sociales, sean constitucionalizados y por tanto los preservemos de los avatares económicos.

En definitiva somos lo que siempre hemos sido, somos socialistas por naturaleza aunque a veces hayamos perdido nuestro sentido natural y por eso ya estamos aquí de nuevo. Con nuevas propuestas para una sociedad nueva, un partido nuevo para los nuevos tiempos.

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