lunes, 23 de diciembre de 2013

Contrarreforma local


 
En este afán contrarreformista, que nos recuerda más a Trento que al siglo XXI, el Gobierno ha aprobado la ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local. Una ley aprobada con los votos de los populares y el PNV(sí esos separatistas vascos que no lo son tanto cuando apoyan al Gobierno), y rechazada por el resto de grupos y por el Partido Popular de Galicia cuyo Presidente ha dicho que en ese territorio no se iba a aplicar.

 Ahí es nada, se pretendía, en los primeros de los 28 borradores que ha tenido la ley,  recortar la planta municipal española, nada menos que 8.116 municipios, recortar el número de concejales, cerca de 70.000, recortar los salarios de los Alcaldes , evitar duplicidades, acabar con las llamadas competencias “impropias” y hacer sostenible una Administración que, curiosamente, es la menos endeudada de España. Téngase en cuenta que la deuda del Estado supone un 75% de la deuda de las Administraciones Públicas, la de las Comunidades Autónomas supone el 20% y la de la Administración Local, un 4%. Lo paradójico del caso es que Montoro haya dicho que las únicas Administraciones que han cerrado el ejercicio de 2012 con superávit han sido las locales.

Pero bien, admitiendo que la reforma de la Administración hay que llevarla a cabo, lo más chocante es el discurrir de esta reforma.

Han creído los gobernantes del PP que la culpa de todos los males económicos de España era de los Ayuntamientos, de unos Alcaldes y concejales malgastadores, cuando no corruptos a los que había que “meter en vereda”, sin parar a pensar que el 80% de los Alcaldes y Concejales no cobran ni un céntimo y son el ejército de voluntarios que están pendientes de los problemas de los demás. Creían que  existía una inflación de Administraciones locales que había que “racionar” y cuyo resultado final ha sido dejar raquíticos a los Ayuntamientos, engordar las Diputaciones y meter en un buen lío a las Comunidades Autónomas. ¡Buena reforma, que más que reforma ha acabado en un reformatorio!

Ya que no pueden recortar administraciones, recortan en democracia. Los cargos elegidos directamente por los ciudadanos dejan de prestar servicios porque les quitan las competencias y los elegidos indirectamente pasan a ser  los tenedores de las competencias. Por si esto fuera poco, dejan los mismos niveles administrativos (entidades locales menores, ayuntamientos, mancomunidades, consorcios, áreas metropolitanas, comarcas, y diputaciones), pero recortan poderes a los Plenos para que el Alcalde se convierta en el delegado del Ministerio de Hacienda y pueda, aprobar Presupuestos, aprobar Planes de Estabilidad, aprobar Planes de pago a proveedores etc., nada más y nada menos. Eso sí bajo la atenta mirada de los Interventores municipales a los que han convertido en la mayor maquinaria burocrática que ha existido nunca en la Administración Local.

 Recortan la autonomía municipal, en tanto que constriñen la capacidad de autoorganización de los pequeños Ayuntamientos a los que someten a una tutela vergonzante de las Diputaciones Provinciales y del propio Ministerio de Economía , no garantizan que cada Administración se haga cargo de una competencia , porque el abuso de las “delegaciones de competencias” es de tal envergadura que las competencias impropias por mor de este vericueto administrativo puede llegar de nuevo a los Ayuntamientos a los que se han quitado, siempre que demuestren que pueden dar los servicios con el coste efectivo que el Ministerio dictamine. Y a lo peor se quedan en las Diputaciones que podrán prestarlas directamente o las privatizarán, es decir que algunos, como ya hemos visto en Madrid con la privatización sanitaria harán de lo público un pingüe negocio.

 Han introducido eso del  coste efectivo dando un paso atrás en la inicial configuración del coste estandar porque el propio Tribunal de Cuentas ha dicho que los servicios más caros por habitante corresponden a Madrid y Barcelona, es decir a las grandes ciudades y los más eficaces son los municipios entre 2.000 y 50.000 habitantes.

 ¿Y qué me dicen de las singularidades? Ahora compiten Rudi y Biel para ver quien es el padre, la madre o la madrastra de esa Disposición Adicional Segunda que viene a decir que en Aragón se tendrá en cuenta el régimen especial de organización institucional, es decir, que las competencias que la ley, por delegación, puede dar a las Diputaciones, en Aragón, se gestionen por las comarcas. Es decir, nada nuevo bajo el sol. ¿O es que alguien ha pensado que una ley ordinaria puede estar en contra de una Ley Orgánica como es un Estatuto de Autonomía? ¿A qué viene semejante autobombo?

Por cierto, les invito a que lean el Programa electoral del PP de 2011, con el que la Sra. Rudi se presentó a las elecciones y comprobarán cómo querían quitar el componente político a las comarcas. ¿Y, ahora, qué hacen, darles más competencias? ¿Dónde ha quedado esa firmeza intelectual de la que presume Rudi respecto al nuevo modelo institucional del PP?.

  Pero lo más preocupante no es quién tiene la competencia, lo esencial es si los ciudadanos van a tener mejores servicios. Y nosotros les decimos que tendrán peores servicios, más caros, cuando no que les suprimirán servicios. Así se expresa el PP en los documentos que ha enviado a Bruselas donde habla de”suprimir” los servicios sociales como garantía para ahorrar los 8.000 millones, que a eso vamos. Aquí no se trata de racionalizar, de lograr la sostenibilidad, de duplicidades, de competencias impropias, se trata de gastar 8.000 millones menos. Pero como el ahorro de los municipios es gasto para las comunidades autónomas y éstas no pueden asumirlo porque no controlan su déficit, el resultado es claro: tasas más caras para los contribuyentes, cuando no supresión de servicios. Más claro agua, esta es la esencia de esa rimbombante contrarreforma que le ha llamado de “racionalización y sostenibilidad”, porque de tanto racionar hará falta hacer algo más que encaje de bolillos para sostener a los Ayuntamientos. Y en Aragón, señores, son más de 700 Ayuntamientos los que menguan, adelgazan y van a sufrir una anemia democrática, competencial y financiera que sufrirán los de siempre, los ciudadanos.

 

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