El problema de
la despoblación y el envejecimiento es un problema estructural que afecta a
España en su conjunto, pero en especial a zonas con características específicas
que forman parte, en función de su baja densidad de población de lo que se
denomina "desierto demográfico".
Es verdad que la
propuesta del Gobierno de estudiar una estrategia global para analizar los
efectos de la despoblación supone la constatación de que es éste un elemento
fundamental en lo que supone el
mantenimiento del Estado del Bienestar e incluso un elemento fundamental a la
hora de dibujar un futuro económico que se presenta incierto.
Existe sin duda
un relación directa entre la crisis
económica y la pérdida de población, igual que existe una relación directa
entre las respuestas que ha dado el gobierno para luchar contra la crisis
económica, porque la pérdida de población no se produce de manera homóloga en
todos los territorios, sino que existen un grave desequilibrio territorial que
lleva a que la pérdida de población se produzca en la España interior, mientras
que la costa mantiene una densidad de población muy por encima de los territorios
de la meseta.
Ya lo indicó
Gabriel Tortella, para quien está comprobado que existe una correspondencia
entre el crecimiento poblacional y la modernización de la economía. En general,
los países cuya población más que se dobló en el siglo XIX son aquellos cuya
economía se industrializó. Atentos pues a este elemento, la
industrialización como elemento que hace crecer la población y la
desinsustrialización, como fenómeno inverso hace decrecer la población.
En el siglo XX se produce un movimiento, que continúa en
nuestro tiempo y que deriva de la Edad Media que consiste en el desplazamiento de la población española de
norte a sur y la tendencia de la población a concentrarse en la costa
mediterránea y atlántica-meridional. Es decir, se produce una dualidad entre
las zonas costeras ricas y pobladas, con modernas comunicaciones y una España
interior despoblada, con alto grado de ruralidad, donde, a excepción de Madrid,
la industrialización se ha producido en las grandes ciudades y no en las poblaciones
del mundo rural y donde las grandes infraestructuras están todavía a la espera de su realización.
En el debate que
se produjo en el Congreso en el mes de junio, hice mención a Ignatiev y a su
libro fuego y Cenizas. En él expresaba la situación de Canadá que bien puede
parecerse a la nuestra y decía: " el país estaba dividido en dos tipos de
lugares; aquellos en los que podías ganarte la vida en el mismo lugar en que
creciste y aquellos de los que te tenías que marchar si querías tener
oportunidades de una vida mejor".
Ésta es una desigualdad de la que nadie habla y el
Grupo Socialista quiere hablar de ella. Porque no hay nada malo en dejar el
lugar en el que uno nace si eso es lo
que se quiere, pero no parece justo que marcharse sea hoy la única opción para
tanta gente. Y yo no quiero acusar al Gobierno de que no ataje la despoblación
de las zonas más remotas, pero, sin duda, podía hacer algo más de lo que hace,
o mejor podía hacer las cosas de manera bien diferente a como las hace.
Porque los
desplazamientos de la población de las zonas remotas, del interior de España a
la costa o bien a otros países no se produce porque los habitantes de esos
territorios sean menos trabajadores que los de otros lugares, o sean menos
inteligentes que los de otros sitios, se produce porque las condiciones
geográficas, económicas, sociales y culturales no les permiten poder realizar
su proyecto vital allí donde desean.
¿Y qué puede
hacer el Gobierno para darle la vuelta a
esta situación?, pues muchas cosas de las que no hace y otras que las hace al
contrario de lo que aconsejaría una lucha rigurosa contra este fenómeno. Es
decir, cambiar su política económica,
abandonar la devaluación salarial, dejar de aumentar los impuestos y terminar
con los recortes en sanidad, en educación en dependencia, y además, tomar
medidas específicas para estos territorios, pensar que la especificidad de los
mismos requiere acciones puntuales, rápidas y reales para que esa sangría poblacional
se frene y, precisamente, a reconocer esta especificidad se refiere la enmienda
que el Grupo Socialista presentó en el Congreso.
Quitar un médico
en Madrid, en Valencia, en Barcelona o en Zaragoza va en detrimento de la
calidad sanitaria que reciben los ciudadanos; amortizar una plaza de maestro en
estos lugares merma, sin duda, la calidad educativa que reciben los niños en
cualquier núcleo urbano, pero amortizar un médico o un maestro en un pueblo supone el cierre del colegio o
del centro de salud y tiene como consecuencia el abandono a corto o medio plazo de esas poblaciones por
parte de los habitantes que desean vivir en él, pero con unas condiciones que
las circunstancias y las políticas públicas no le permiten.
Pagar los mismos
impuestos en las zonas rurales que en las urbanas y ver aumentados más de 40 de ellos en los tres últimos años o
cobrar salarios de 400 euros, o ver cómo las percepciones por desempleo son
menores y menor el tiempo de percepción es un grave problema en la ciudad y en
los pueblos, pero en el mundo rural se condena a mucha gente a la subsistencia
porque no hay alternativas de trabajo ni en cantidad ni en calidad.
Es evidente que asistimos a un abandono de lo rural
que nos enfrenta a nuevos riesgos ambientales y ecológicos de incalculables
consecuencias. Y esto es lo que están haciendo los gobierno del PP en toda
España, recortar y recortar condenando a muchos pueblos a cerrar escuelas,
consultorios y a abandonar sus hogares.
¿En qué ayuda a
asentar la población recortar los fondos de la minería en Aragón o Asturias o
León? ¿En qué ayuda a asentar la población que el Gobierno haya aceptado una
PAC que niega a los jóvenes que quieren ser un relevo generacional en la
agricultura que no puedan cobrar los "derechos" de la PAC? ¿En qué
ayuda a asentar la población el facilitar prácticas de fracking en las zonas
más remotas y rurales que sufrirán las consecuencias físicas de estas prácticas mientras van a
comprobar cómo grandes multinacionales se llevan el valor añadido bruto de sus
recursos endógenos?
Estos son algunos ejemplos de lo que hace el Gobierno
y nunca debería hacer si quiere equilibrar la distribución geográfica de la
población en España. Y, a sensu
contrario, ¿por qué el Gobierno no impulsa planes con la ayuda de las grandes
empresas para que éstas puedan ubicar sucursales en las zonas más despobladas?
o ¿por qué el Gobierno no invierte más en infraestructuras en estas zonas, como
lo demuestran los recortes de los últimos ejercicios presupuestarios?, o ¿porqué
el Gobierno no ayuda para que las tecnologías de la información lleguen en las
mismas condiciones al mundo rural que al urbano?, o ¿por qué el Gobierno en vez de poner trabas a las ayudas a la
reindustrialización, no ayuda a realizar programas en las zonas más deprimidas para
que las empresas dispongan de mejores condiciones para asentarse en estas
poblaciones?
Se puede debatir
lo que se quiera sobre despoblación, se pueden estudiar todas las estrategias
que sea necesario sobre un asunto complejo pero no es literatura, que existe y amplia, lo que nos
piden los ciudadanos afectados por este problema, lo que nos piden es acción.
Lo que vislumbran los ciudadanos de Ávila, Badajoz, Cáceres, Cuenca, Lugo, Ourense, Palencia,
Segovia, Soria, Teruel o Zamora, que son las provincias con mayor pérdida de
población desde 1950 hasta hoy, es que falta voluntad política , lo que comprueban cada día los pocos habitantes que quedan en
estos lugares es que no existe es un Gobierno con sensibilidad para corregir
los desequilibrios territoriales e implementar acciones para corregirlos, lo
que no existe es liderazgo para entender
que un país no es país si no posibilita que los ciudadanos tengan las mismas oportunidades sea donde sea el lugar en el que
quieran residir.
Porque estamos
hablando de eso, de desigualdad y
este Gobierno no hace lo necesario para corregir las desigualdades entre los
ciudadanos y entre los territorios. No es que no lo haga, es que esconde la
cabeza debajo del ala cuando se trata de poner de acuerdo a las Comunidades
gobernadas por el PP para hacer un nuevo sistema de financiación que debería
tener en cuenta la despoblación como elemento de desigualdad. Es que se niega a entender que sólo
industrializando de nuevo España
solventaremos este problema, es que niega la especificidad de los
territorios que han tenido por condiciones económicas, geográficas, culturales
o sociales, peores oportunidades de desarrollo y, por tanto, necesitan que esa
especificidad sea compensada con mayores
inversiones.
Por ello, el
PSOE presentó una enmienda a la PNL del Grupo Popular en la que intentaba
consensuar medidas para que el PP baje de las musas al teatro e implemente medidas
concretas para la lucha contra la despoblación.
Termino recordando
las Mocedades del Mío cid como ejemplo de la máxima que utiliza el Gobierno, en
cualquiera de las políticas que ha venido desarrollando. Decía Guillen de
Castro en las Mocedades: "Procure siempre acertalla, el honrado y
principal, pero si acertare mal, defendella y no enmendalla".
Pues bien, el Gobierno acierta
mal en sus políticas económicas y mal haría, en defendella porque estamos a tiempo de enmendalla.
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