El Ministro Montoro presentaba la
semana pasada, con indisimulada euforia, los enésimos Presupuestos de la
“consolidación de la recuperación”.
En términos generales preveía un crecimiento
de la economía nacional de un 2 por ciento para 2015 pese a los pronósticos del
Fondo Monetario Internacional y las perspectivas pesimistas de la zona euro.
Por el lado de los ingresos
Montoro cree que en 2015 se ingresará lo mismo por impuestos que en 2007, el
último año antes del estallido de la crisis, en el que había casi 2,5 millones
más de personas trabajando. En aquel momento el PIB crecía al 3,2 por ciento,
el gasto privado a tasas superiores al 3 y la tasa de paro llegaba a su suelo
histórico situándose en el 8 por ciento. Cifras muy diferentes a las actuales
en las que, según las previsiones del Gobierno, la demanda nacional crecerá un
1,8 por ciento, el consumo privado un 2,1 y la tasa de paro se quedará en casi
un 23 por ciento, por encima del desempleo del 21,4% que hubo de media en el
año 2011.
Ya hay expertos que dicen que los
ingresos se han inflado en 10.000 millones de euros, lo que conllevaría
recortes de ese tenor a lo largo del ejercicio si se quiere cumplir con el
objetivo de déficit que nos marca la Unión Europea.
En el lado de los gastos, el
recorte se quedaba en un 1 por ciento; se advertía que los funcionarios verán,
de nuevo, congelar sus salarios por quinto ejercicio consecutivo, las pensiones
se revalorizan el 0,25% aunque perderán un 0,50% de valor adquisitivo, mientras
que la cobertura al desempleo sufre un “mordisco” reduciendo su presupuesto
casi un 15%, hasta producir un ahorro de 4.100 millones.
Por primera vez, desde 2008,
crece la inversión pública aunque sea unos raquíticos 300 millones de euros y
la factura de los intereses de la deuda que alcanza ya el billón de euros
permite un ahorro de 5.000 millones aunque llegue a la cifra de 35.000
millones.
Podemos dar alguna cifra más que
significativa como el hecho de que el PIB crece
un 2,6 % como consecuencia de la creatividad de la Contabilidad Nacional
que incluye actividades ilegales como la prostitución y las drogas, a
instancias, conviene decirlo de la UE, pero sin incomodar tampoco la moral
católica de la derecha española.
Me interesa extrapolar estos datos
macro a nuestra provincia, a Teruel, que ha sufrido una hemorragia en forma de
pérdida de población cercana a las 4.000 personas desde 2011 y cuya tasa de
paro ha aumentado en cuatro años del 14,8% y 9.800 parados a los 13.300 parados
y una tasa del 20,83% según la EPA del 2º trimestre de 2012.
Si las cuentas del Estado son
cuentas y no son el cuento de la lechera tendremos que considerar que los
parados de larga duración, de entre los 13.300, no percibirán prestación alguna
y el resto verán mermadas sus retribuciones, que los más de 36.000 pensionistas
de pensiones contributivas verán reducido su poder adquisitivo en un 0,5%, que
los funcionarios que ejercen su labor en Teruel verán congelados, de nuevo, sus
salarios y que el empleo no crecerá como consecuencias de las inversiones
públicas porque éstas decrecen más del 1,54 mientras en España crecen un 14% y
en Aragón un 7%.
A más a más, los agricultores ven
cómo se modifican los mapas de aplicación de la PAC produciendo un agravio
oneroso con respecto a las percepciones que recibirán los agricultores de
Zaragoza y Huesca, calculándose pérdidas de un 15%, los mineros de Andorra ven
con asombro cómo ENDESA va a dejar de garantizar el futuro de la térmica y las
Cuencas Mineras se van despoblando, con unas inversiones para el Plan Miner de
10 millones en toda España, cantidad insuficiente para continuar con la
reindustrialización de esta zona. Sólo faltaba el desastre de la gestión del
ébola para que el turismo en España caiga previsiblemente y arrastre
al turismo de interior, y de inversiones nada
nuevo bajo el sol, es decir, cuatro años de sequía que contradicen al primo de
Rajoy cuando decía que no había cambio climático. En inversiones, en Teruel, el
cambio climático ha llegado en forma de grave sequía y desierto estructural.
Así que, si algún alto cargo del
Gobierno afirmó que éstos eran unos Presupuestos de futuro, para Teruel el
futuro se parece más a la sociedad de la chatarra que visualizan las pelis de
la Guerra de las Galaxias que a una
sociedad que necesita imperiosamente de lo público para poder avanzar.
Cuentas o cuentos qué más da,
quédense con lo que quieran, lo cierto es que el optimismo que quiere irradiar
el Gobierno se quedará en una nueva frustración de quienes quieren mirar al
futuro con esperanza y no encuentran nada nuevo bajo el sol.
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