miércoles, 7 de marzo de 2012

FLEXIINSEGURIDAD


Hay un punto de común acuerdo en la sociedad española respecto a la rigidez de nuestro sistema laboral, que no es obstáculo en los momentos de crecimiento , para generar empleos a raudales, pero que tampoco es el cortafuegos que, en momentos de recesión, impida que nuestro país sea el que más empleos pierde. De este aserto se deriva una conclusión simple pero no siempre comprendida y es que el sistema de relaciones laborales ni crea ni destruye empleos. Una conclusión que contradice la esencia de la reforma laboral del Gobierno del Partido Popular: "esta es una reforma que servirá para crear empleo", contradicción que tiene su contrafactum en las declaraciones del propio Rajoy cuando dice que este año se destruirán en España más de 600.000 nuevos empleos.


Lo cierto es que la rigidez de nuestras relaciones laborales hace que, en momentos de crisis, las empresas, para ajustar sus plantillas, opten por el despido en vez de optar por otros instrumentos como la reducción de jornada y, en proporción de salarios, por ERES negociados entre empresa y sindicatos, o por otras fórmulas más flexibles que adecúen la estructura empresarial al ciclo económico. A estos modelos se les llamó modelos flexibles, que cuando iban acompañados de otras medidas de seguridad para los trabajadores completaron una palabra en la que mucho tuvieron que ver los sindicalistas nórdicos llamada "flexiseguridad".


A esta palabra se agarra Rajoy para adjetivar la esencia de su reforma laboral que tiene mucho de flexible para las empresas y poco de segura para los derechos de los trabajadores. Trabajadores que contemplan estupefactos cómo su seguridad en el trabajo, en la empresa se convierte en incertidumbre cuando no en una auténtica inseguridad personal que, de inmediato, se convierte en colectiva teniendo en cuenta las cifras de parados que pronostica el Gobierno.

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Por tanto, la flexiinseguridad es la seña de identidad de una reforma que recorta salarios, que mengua derechos a los trabajadores y que abarata el despido. De una reforma que acota los despidos procedentes por causas objetivas a la pérdida de beneficios durante tres trimestres consecutivos o, en el caso de las Administraciones Públicas a la mengua de los ingresos presupuestarios en tres trimestres consecutivos, de una reforma en la que el empresario, unilateralmente , puede hacer uso del despido sin indemnización como pasa en los  nuevos contratos para emprendedores, de una reforma que pone más difícil la conciliación de la vida laboral y familiar y que, por tanto, perjudica a las mujeres, siempre vulnerables en épocas de crisis, de una reforma, en definitiva que precariza el empleo para los jóvenes y que prepara al mercado laboral para el día en que la reactivación económica empiece a generar empleos. Ese día, que llegará, los trabajos serán más precarios y de menos calidad. Esta reforma será la responsable de los minijobs españoles, en el fondo lo que la patronal y el gobierno conservador español están deseando. Que Dios nos pille confesados o como diría un agnóstico ¡nos han jodido!.


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